▪REOS DE MUERTE, ¿QUÉ PUEDO HACER?▪
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Sabemos que en el mundo reina un total desconocimiento de Dios, por consiguiente se toma a menos, los términos empledos por el Apóstol Pablo cuando se habla del plan de salvación del hombre.
Ley, justicia, pacto y testamento, testigos, transgresión, redención, remisión, reo, perdón, resaltan como términos jurídicos que se usan en la palabra de Dios, los cuales son empleados de igual modo para la resolución de conflictos legales en el mundo; y eso es justo de lo que trata el terrible problema del hombre que está siendo creado. El cual violó la ley del supremo Creador desde sus inicios.
Supremo significa único creador y dueño de todas las cosas, luego, todo le pertenece a Él, lo visible y lo invisible, y eso indudablemente nos incluye a todos nosotros, los seres humanos.
No hay en el cielo ni en la tierra, más ser supremo que el Creador, de modo que si usted ha escuchado que alguien se considera o que lo consideran el ser supremo, el tal se ha rebelado contra Dios, y es hijo del mal.
Dios, el rey supremo, le estableció leyes para su creación, para que todo orbite bajo su divina voluntad. Y mantener un perfecto equilibrio entre Él y lo creado.
Cuando creo al hombre, le estableció un solo mandamiento, con la libertad de que se enseñoreara de todo lo creado, pero el hombre transgredió esa ley.
Bueno, al hombre de hoy en día, que está acostubrado a ver y cometer innumerables pecados, le suena como irrisorio, que por tan sólo comer un fruto de un árbol, fueran castigados; pero el asunto es extremadamente serio, porque el problema no fue comer, sino desobedecer, por lo cual, todos morimos y hemos sido destituidos de la gloria de Dios.
Desde que eso ocurrió, la misma naturaleza murió, toda su creación murió, y vive en un desgaste hasta que venga lo nuevo.
La creación definitiva del hombre transcurre en un tiempo determinado que abarca seis días de mil años, porque del mismo modo el hombre de carne fue creado en el sexto día, de igual modo el hombre eterno verá la luz en el sexto milenio; que precisamente es el tiempo que estamos viviendo ahora, año 5778 del calendario hebreo.
El hombre es indudablemente, la finalidad de todo lo creado, de manera que Dios lo amó a pesar de haber pecado.
Una de las muchas cosas que ignora el hombre, es que el mismo está siendo creado aún, para que viva en el reino de Dios por toda la eternidad.
Allí comienza un largo proceso para revertir la condena, y redimir el pecado, remitiendo el castigo, con consecuencias extremadamente dolorosas para el Creador y Padre; para que el hombre no se pierda. Y es aquí donde Dios demuestra su amor. Por eso Jesús dijo antes de su muerte:
"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando." (Juan 15:13-14).
Es de vital importancia conocer lo que les estamos diciendo, porque esto es la voluntad del Padre, para que comprendamos la severidad de Dios, para con el pecado; que entregó a la muerte a su propio Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. (Juan 3:16).
Jesús es el regalo de la salvación.
La ley de Dios es la palabra que sale de la boca de Dios; y muchas son las palabras que han salido de Su boca, de las cuales sólo hemos recibido a través de los registros bíblicos, la Palabra necesaria para nuestra salvación, como Dios mismo lo revela, cuando dijo:
"Las cosas secretas pertenecen a Jehová tú Dios; más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley." (Deuteronomio 29:29).
Existe la creencia, que el objetivo de Dios desde un principio fue salvar, exclusivamente, a un solo pueblo en el mundo, en este caso, Israel; pero realmente no fue así. Sino que Dios procuró un camino para traer a Jesús al mundo, y lo halló a través de Abraham, a quien le juró que por haberle obedecido, a la orden de sacrificar a su hijo para Él, que en su simiente bendeciría a todas las naciones de la tierra, y así lograr ese objetivo de salvar al mundo entero (Génesis 22:15-18); entonces, estableció pacto con un pueblo rebelde, por amor de sus padres, a quienes fueron hechas las promesas. Y de ese modo estableció pacto con ellos (Éxodo 12); que consistió en el sacrificio un cordero por familia, para la paz entre Dios e Israel; para que la muerte no los tocase; proveyéndose Dios, de ese modo, una base legal para redimir la humanidad completa. Porque sin derramamiento de sangre, no hay remisión de pacado. (Hebreos 9:22).
Este rito que comenzó en Egipto, y que dio término a la esclavitud de Israel, Dios lo instituyó anualmente, junto con todas las fiestas, en el ciclo anual de las festividades del pacto, durante los primeros siete meses, de generación en generación.
De manera que para el plan de la redención de la humanidad, y para que se cumpliera ese objetivo; la rebeldía de Israel, unido al afan de Satanás de destruir al Mesías, crearon el caldo de cultivo para su martirio. Viendo lo acontecido con José en el desierto, a quien sus hermanos quisieron matar por envidia; y que eso mismo harían con Jesús, tal y como lo profetizaba a través de sus parábolas (Mateo 21:33-46) que concordaban con la profecías del Antiguo Testamento, donde Dios mismo lo revelaba, como leemos en Isaías 53, que moriría por muchos; extendiendo de ese modo la salvación a toda la humanidad. Lean el discurso de Esteban antes de ser apedreado hasta morir, como reprende a Israel porque siempre fueron casa rebelde hasta el día de hoy. (Hechos 7).
Más Dios en Su fidelidad a sus promesas, lo honró para hacerlo su pueblo eternamente y para siempre; haciendo pacto con él en Egipto, y ratificado en Jerusalén cuando Salomón dedicó el templo (1Reyes 8:12-66).
Alabo la gloria de Dios, y bendigo a Israel,
porque nuestra salvación viene de los judíos (Juan 4: 22), y hemos entendido que su rebeldía sirvió para nuestra salvación; lo que nos compromete, a atraerlos hacía Dios, a través de la predicación del Evangelio que testifica del pacto antiguo que ellos violaron reiteradamente, hasta ser expulsados de su tierra. (Romanos 11:11-15).
Surgen inquietudes de hermanos que necesitan saber si hubieron diferentes maneras en que Dios salvaba al ser humano, durante la historia del hombre, basado a una doctrina llamada dispensacionalismo, donde erroneamente definen de forma muy ligera, que desde que Israel recibió la ley, estatutos y ordenanzas, los judíos se salvaban por el cumplimiento de las obras, al obedecer dichas leyes, siendo este pensamiento, contrario a las enseñanzas del apóstol Pablo, que por las obras de la ley nadie será justificado ante Dios (Gálatas 3:11, Efesios 2:8). La salvación desde un principio fue concebida con el propósito de manifestar al Salvador en el mundo, cuyo sacrificio tiene la capacidad de salvar a la humanidad entera, de desde la misma creación; por lo cual Apocalipsis 13:9, dice qué Jesús fue inmolado desde el principio del mundo; de manera que los justos desde Adam fueron redimidos por la sangre de Cristo, por lo cual se dice que Jesús descendió a las partes más bajas de la tierra y llevó cautiva la cautividad. (1Pedro 3:19-20, Efesios 4:9)
Y esa es la razón por la cual dice Santiago 1:17: que en Dios no hay mudanza, ni sombra de variación.
De manera que es falso de toda falsedad esa doctrina de las dispensaciones. Todos los que crearon y apoyan esa tesis humana, tendrán que rendir cuenta ante el tribunal de Cristo, de su falso evangelio.
Nadie fue salvo por las obras de la ley, los judíos nunca entendieron eso. Por cual, Pablo dijo que nadie por la ley se justifica para con Dios (Gálatas 3:11). Porque sí por las obras de la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo. (Gálatas 2:21).
Si las obras salvaran, ya no sería por gracia; entonces la gracia no es gracia. Pero sí la salvación fue concedida por gracia, entonces la obras no calificaban a nadie para para salvación (Romanos 11:6) Sino la fe que tenían al autor de la ley. Las diferentes parábolas explicaban la enseñanza. Como el caso de la parábola de los jornaleros, fueron contratados en diferentes horas, obraron unos más y otros menos; pero el pago fue el mismo. Porque no se trata de la labor en sí, sino la fe y el amor a Dios. Los dos pactos son instrumentos de un solo objetivo, la salvación del hombre. El nuevo pacto dependió del primero, porque representa la raíz del nuevo pacto.
Ahora, todos sabemos, por medio la Biblia, que el primer pacto será restaurado (Romanos 11) con la casa de Israel; eso no signifca que serán salvo por obras, no.
Entonces, ¿qué significa que el pacto será restaurado?
Signfica qué los judíos regresarán a Jerusalén, y se construirá su templo, y más nunca nadie los espantará, ni irán más al exilio por las naciones.
Porque al final ellos tendrán que invocar a Jesús, en medio de la prueba final (Mateo 23:39, Oseas 5:15), donde recibirán un muy fuerte testimonio de la iglesia gentil, que estará siendo atribulada, donde todos los judíos que invocaren el Nombre poderoso de Jesucristo, serán salvos.
A raíz de la muerte de Cristo, el pacto con Israel había quedado inhabilitado, sin valor; y los judíos, espiritualmente, quedaron muertos (Oseas 6:5), y al destruir el templo, el vínculo entre ambos, desapareció; el lazo que los mantenía unidos dentro del tiempo determinado por la setenta semanas establecidas.
Los estatutos de La ley son aplicables solo a israel, y no a la Iglesia
¿Por qué no son aplicable a la iglesia?
Porque no dependemos de ellos para la salvación.
¿Y los judíos si dependen de ellos para su salvación?
Tampoco, porque ellos también alcanzaron la salvación por gracia.
¿Entonces, para qué sirve la ley?
Fue añadida a causa de las transgresiones, como un tutor o guia, para llevarnos a Cristo; y para que las profecías se cumplieran, que son parte de la ley, porque la ley es la Palabra que sale de la boca de Dios.
Cuando leemos los estatutos dados a Israel en el desierto, nos damos cuenta que eran ordenanzas extrictamente referidas a Israel, donde el punto vital de esas leyes, era que Dios estuviera en medio de su pueblo. Por eso cuando Dios lo desechó por primera vez, por su rebelión, después de que estuvieron estabilizados con su templo en medio de ellos Dios les destruyó ese vínculo que los unía; entonces los estatutos, por ende, no tenían validez, debido a que los únicos que podían darle cumplimiento a esos estatutos, fueron desechados hasta que Dios los restauró. Luego a la muerte de Cristo lo desechó por segunda vez, por lo cual ahora fueron aceptos estando ya en su tierra, para cerrar el plan.
JESÚS CRUCIFICADO, JUSTICIA DE LA LEY.
La condenación en el hombre se produce por negarse a creer en Jesús (Juan 3:18-21).
Ahora, creer en Jesús, es rendirse a sus planes, pero muchos por ignorancia, se resisten a Dios, pensando que su modo de pensar se corresponde con los pensamientos de Dios, de manera que muchos de los que siguen a Jesús, creen que por el hecho de seguirlo, no significa dejar de observar la ley para cumplir algunos preceptos; sólo ese pensamiento es ajeno a los planes de Dios.
Porque Pablo y Santiago, dicen que si queriendo agradar a Dios, te haces dependiente de sus mandamientos, y si incumples un punto eres transgresor por la eternidad, de toda la ley. Por eso todo israel estuvo y está bajo esa maldición que acarrea su incumplimiento, por causa de nuestra naturaleza pecaminosa.
Esto debemos saberlo bien; claro, sí el creyente dispusiera su corazón para entender las cartas de Pablo, sabría lo delicado del asunto.
La muerte de Jesús tiene la capacidad de pago inimaginablemente exorbitante, porque fue el Hijo de Dios quien murió, no de un accidente , no; sino de un plan muy bien concebido, donde Dios expuso su vida por nosotros. De manera que sin nosotros pedírselo, o solicitárselo, se dispuso a buscarle una eficaz solución a una condena irremidiable sobre cada uno de nosotros.
Cuando hablamos con algún detenido, que ha cometido algún delito, nos sorprendemos del conocimiento jurídico que ha aprendido para conocer en donde se encuentra ubicado en cuanto a su sentencia.
Así mismo es en lo espiritual, todo somos reos de muerte, y necesitamos saber acerca del Derecho Divino, para conocer de nuestro caso. Y es cuando nos enteramos que nuestra sentencia es firme, y que no existe ninguna forma de salir ileso de la pena por nuestra propia cuenta, que ni aún ganando todo el mundo, podría preséntale a Dios algún tipo de rescate que pague la culpa. Ni mucho menos trabajos forzados, ni comunitarios, la sentencia ha sido la perdición eterna. Es justo, en este momento, cuando el juez nos dice: Quiero que sepas que te amo, por lo cual he hallado la manera para que no seas castigado, eternamente, mi martirio puede pagar tú condena, sí decides aceptarlo y amarme como yo te amo; de lo contrario, ya no hay otra forma, sino la perdición, que comienza no más partas de esta tierra. La decisión ahora es tuya.
Esto nos hace ver de una manera sencilla, que no existe nada que podamos hacer para obtener la salvación, que no sea creer en el sacrificio de Jesús en la cruz. Jesúcristo es, verdadera justicia.
En el pacto, donde Dios estableció la remisión del pecado por sangre, Jesús es sustituto del cordero de la pascua , que era sin defecto y puro. En cambió nosotros no nos podemos ofrecer, ni ofrecer ningún sacrificio, porque nuestra justicia a los ojos de Dios, es trapo de inmundicia (Isaías 64:6); es como querer decirle a Dios: -Pero, Señor, yo tengo una solución para pagar mi pena, cumpliré tus leyes. Y con eso quedo exento de pago.-
El insistir en esta postura, sólo demuestra una gran ignorancia del problema legal al cual estamos inmerso. Dios no aceptará ningún otro pago que la muerte del reo, y por tal razón, Dios proveyó ese pago, entregando a su hijo por nosotros, esa es la cruda realidad en cual todos los seres humanos estamos enfrentados.
En la cita de Mateo 5:17-20, Jesús nos enseña que su presencia en el mundo era el cumplimiento de la ley, de tal manera que Él vino al mundo para cumplir la ley escrita por Moisés y los profetas, en consecuencia, el cumplimiento de las cosas escritas deberán ser extrictamente ejecutadas, hasta lo más mínimo de la ley, hasta el final; lo único que permanecerá para siempre, es Su Palabra, todos lo demás pasará, dejará de existir, el cielo y la tierra.
¡Dios!, tremendas palabras, sin duda, que producen gran temor, al que las teme. Digo al que las teme, porque todos sabemos como hay contumaces, que se han atrevido a cambiar los textos de la Palabra de Dios, alegando que aquellos que en el pasado tradujeron los textos, lo hicieron con fuentes tardías, y que habiéndose hallado textos más antiguos, deberían someterse a la traducción de la Bíblia de mayor difusión y credibilidad, a una modificación de algunos textos que no coinciden con los textos más antiguos encontrados. Los espirituales hemos entendido que están son maquinaciones de Satanás para desobedecer a la ley pronunciada por Jesús en este pasaje; de modo que el enemigo toma ocación por el mandamiento, para que pequemos delante de Dios. Y esto, sencillamente comprueba, que la versión Reina-Valera, es la perfecta palabra de Dios, para el mundo hispano, como la King James, para la lengua inglesa, las cuales, sus traductores no fueron detractores de ninguna versión anterior a ellos.
sino que conforme a la pureza de sus corazones trabajaron. Estos señores que hicieron estás nuevas versiones, están expuestos a estás palabras pronunciadas por Jesús. Por eso es mejor pasar por ignorante, y no creer, que porque se maneje cuatro o cinco idiomas, entonces, sabemos más que los demás.
¿Quiénes son los que pueden incurrir en este pecado, de hacer cambio a las Escrituras, sino aquellos que combaten contra la Verdad? Porque los que estamos saciados, no necesitamos de otra fuente, porque en Cristo fuimos saciados.
Por eso, los que somos de Dios tenemos que ver con GRAN celo el cumplimiento de ésta ley de Jesús, y oponernos ROTUNDAMENTE a estas falsas versiones, porque doctrinas de hombres están siendo basadas en esas traduciones. Ejemplo: los russelistas hicieron su propia versión de la Biblia, para enseñar que Jesús no es Dios, los mormones tienen el libro de Mormon, es decir, del diablo.
Pero más sutilmente ha introducido su cizaña, y le ha hecho modificaciones a la misma Reina-Valera, en la versión del 1995.
Por eso mucho de los siervos que estamos entendidos de está lucha alertamos, a no leer otra versión que no sea la Reina-Valera 1960.
Dios les bendiga, ricamente.
#EscogidosParaVencer.