¿Por qué entre algunos grupos religiosos se debate el tema de la observancia para cumplir los 10 mandamientos, y más específicamente, para guardar el día de reposo?
Los diez mandamientos es la ley universal que Dios nos entregó, justa y perfecta, para el equilibrio perfecto de equidad para la convivencia humana.
1-No tendrás dioses ajenos delante de tu Creador.
2-No harás imágenes de ninguna cosa, ni las adorarás y honrarás;
3-No tomarás el nombre de Dios en vano;
4-Guardarás el día de reposo.
5-Honrarás a tus padres.
6-No matarás;
7-No adulterarás.
8-No hurtarás.
9-No dirás falsos testimonios en contra de tu prójimo;
10- No codiciarás la casa, ni a la mujer, ni a ninguno de los bienes de tu prójimo.
Nadie en su sano juicio discutiría el no cumplirla, o dejar de poner por obra esta justa ley; de hecho, la misma Palabra dice que esta ley está ya escrita en nuestros corazones. (Deuteronomio 29:11-14, Romanos 2:15).
La discusión nace por causa de no saber comprender el propósito del cuarto mandamiento y de no entender cual es el estado del hombre que no puede por mérito propio presentar a Dios ningún tipo de obra o sacrificio que lo pueda librar de la muerte, pero los cuales interpretan que se debe obedecer de manera literal ese punto de la ley, con el fin cumplir con la exigencia del mandamiento.
Éstos, sometiendo a los creyentes a depender de las obras de la ley, los colocan, como nos enseñó el apóstol Pablo, bajo la maldición de la ley (Gálatas 3:10), sin discernir su significado; porque de estos diez mandamientos, ocho son prohibiciones, como lo fue el primer mandamiento dado a nuestros padres terrenales en el Edén, a quienes se les mandó a no comer del árbol que se les dijo que no comiesen; mas el cuarto y el quinto mandamiento requieren de una acción para que pueda ser satisfecha o cumplida, como lo es el guardar el día de reposo y el honrar a padre y madre.
Los diez mandamientos tienen un orden de prioridades, donde los primeros cuatro puntos de la ley habla de cómo debe ser la relación del hombre con su Creador; y los siguientes o restantes puntos, también en su orden de prioridad, corresponde a la relación del hombre con su prójimo o congénere; cuyo fin se resume en el gran mandamiento que nuestro Señor refirió, cuando dijo:
El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.
S. Marcos 12:29-31
El cuarto mandamiento es el misterio del plan de salvación para el hombre, dispuesto antes del establecimiento de la ley (Génesis 2:2-3) como figura de la esperanza de nuestra redención desde el principio cuando se consumó la tragedia del pecado, para traer al Hijo de Dios al mundo, a fin de descargar en él, toda la ira por el pecado no solo de Adán y Eva, sino de todo el mundo, por eso él constituía el reposo del ardor de su ira que había de ser derramada sobre el Hijo de Dios por su santa voluntad, porque nos amó y no quiso que el hombre muriera, a pesar de haber sido el mismo hombre culpable de la desobediencia que lo condujo a su muerte.
El cuarto mandamiento Es la piedra angular del plan para la salvación del hombre. (Mateo 21:42-44).
Este mandamiento no es para tomárselo a la ligera. El tiene un profundo significado que es para ser comprendido espiritualmente, y no literal o naturalmente.
Ese mandamiento era sombra de lo que habría de manifestarse a su debido tiempo, la encarnación del Hijo de Dios entre los hombres, Emanuel, Dios con nosotros.
Luego el mandamiento fue dado como una guía que nos llevaría a Cristo. (Gálatas 3:23-26), de manera, que estando él ya presente, los que en él creen y confian, entran en su reposo (Hebreos 4:3)
Cuando Dios hizo su creación, proveyó el séptimo día y reposó en él, no porque estuviese exhausto, como fue el pensar de los judíos, como lo revela el Señor en Juan 5:18, donde el Señor dijo en día de reposo: "mi Padre aún trabaja, y yo también trabajo", es decir, que su Padre y él no estaban cansados; ni dio el día de reposo como un beneficio humano para que descansasen físicamente; sino porque en ese día Dios reposaba en su indignación por el pecado del hombre que lo apartó de Él por la desobediencia, siendo el reposo el aplacamiento de la misma. Es por esto que nuestro Señor dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Y recalcó que él mismo era el Señor de ese reposo que se les ordenó guardar (S. Marcos 2:27).
La escena registrada en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, donde el joven rico le pregunta a nuestro Señor, qué debía de hacer para tener la vida eterna, habla del cumplimiento de los diez mandamientos, para ser salvo, de los cuales nuestro Señor le mencionó al joven, aquellos puntos de la ley concernientes al comportamiento del hombre con su prójimo; a lo que él le contestó que los cumplía desde su juventud, más el Señor le aconsejó que para ser perfecto y así optar a la vida eterna, debía de seguirlo a él, regalando primero todos sus bienes, lo cual probaría a Dios que lo amaba más que a todas las cosas, que es el principal mandamiento de los diez puntos de la ley; pero el joven sintió que eso era mucho exigirle a él, y se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Saber entender este mandamiento es primordial, porque al no discernirlo como se debe, se cae en una gran desobediencia, tratando de cumplir en la carne este mandamiento espiritual que habló de su deidad, y del gran significado que el mismo encerraba.
El Señor les bendiga. Amén.
Por lo tanto, el Hijo de Dios no vino a abrogar la ley, ni a invalidar el cuarto mandamiento (Mateo 5:20-22), sino que él es el cumplimiento de la ley.
El Señor les bendiga. Amén.
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