martes, 19 de mayo de 2020
TRATADO DE PAZ Y SEGURIDAD.
¿Es esta una señal predicha en la Biblia?
Es preocupante ver que muchos seguidores de Jesucristo, estén creyendo que los acuerdos de Paz y Seguridad, celebrados por líderes mundiales en virtud de los conflictos por los derechos territoriales de Jerusalén, sea la forma en que se ha de cumplir las palabras de Pablo, como señal que anticipa el retorno de Jesús, cuando dijo:
..."Que cuando digan: paz y Seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán."... (1 Tesalonicenses 5:3).
Esto habla de la gran ceguera espiritual que prevalece entre los llamados a ser salvos.
Si queremos entender, pues, el orden que Dios estableció para el cumplimiento de su tiempo con sus señales, lo primero que debemos hacer, es comprender cual es la estructura profética del tiempo que Dios estableció y determinó, registrado en la Biblia.
He escuchado ha muchos decir, desde que era un recien nacido en Cristo, dos afirmación que resultan ser correctas; la primera es, que la profecía de las setenta semanas (Daniel 9:24-27) es la columna vertebral de las profecías; y la segunda, que Israel es el reloj profético de Dios.
Son muy ciertas ambas afirmación, porque la profecía de las setenta semanas consiste en una orden de Dios, un mandamiento, la única ley que le pone termino al mundo, en función de la restauración del pacto de Dios con Israel, en Jerusalén; cuyo fundamental vínculo es el templo restaurado; y tiene el propósito de cubrir en ese tiempo, el plan de salvación para todo aquel que quiera ser salvo por medio de la redención que Dios ofrece para el rescate de nuestras almas.
Entonces, yo diría, que las setenta semanas, no sólo es la columna vertebral, sino que es el esqueleto completo que sostiene todas las demás profecías.
Pero con todo y esto, los que afirman estas dos grandes verdades, no comprenden de qué forma se habría de cumplir estos tiempos indicados en esta importante revelación que recibió el profeta Daniel, que serviría a esta última generación a quienes se nos administraba la revelación (1 Pedro 1:12) que Dios había mantenido sellada y cerrada hasta nuestros días (Daniel 12:9-10), para que comprendieramos que habíamos llegado al final de su cumplimiento, explicándolo con sumo detalle en la misma revelación divina.
Esta generación es testigo fiel del regreso de Israel a su tierra, desde 1948, lo cual constituye la señal del cumplimiento de lo dicho, a través de los profetas de Israel, quienes hablaron del retorno de Israel a su tierra para el tiempo de la segunda venida del Mesías; sin embargo, le es difícil vincular este hecho con el cumplimiento de las setenta semanas, para poder dar inicio a la septuagésima semana.
Por lo tanto, debemos comprender que cuando se mostró la orden de las setenta semanas, Israel se encontraba desterrado de Jerusalén, y por ende, separado del pacto de Dios cuyo vínculo lo constituía el templo derribado. Esta es la coyuntura y el contexto histórico por lo cual vino la orden de las setenta semanas.
La orden de las setenta semanas es el tiempo del pacto de Dios reactivado con la casa de Israel mediante la restauración su templo en Jerusalén, dentro de los parámetros establecidos por Dios, para su activación y pausa necesaria de ese tiempo que habría de cumplirse con la muerte de Cristo, después de concluidas sesenta y nueve semanas, para dejar pendiente la última, que implicaría, la confirmación de dicho pacto para su restauración final, para el cumplimiento de la última semana pendiente, que en cuya orden dice:
"Y por otra semana confirmará el pacto con muchos."...(Daniel 9:27a).
Los detractotores de la verdad, que se oponen a la fe de que en Jerusalén será construido nuevamente el templo, y la momentanea activación de los sacrificios y las ofrendas que cesarían a la mitad de la semana para el cumplimiento de la misma, se encuentran hoy luchando en contra de la voluntad de Dios; y cuando vieron a Israel ofreciendo los sacrificios en el altar levantado en el lugar santo aquel glorioso 17 de diciembre del 2018, no faltaron detractores que criticaron, abiertamente, ese acto sagrado, que fue parte del cumplimiento de la profecía relacionada con la septuagésima semana, el cual era necesario que sirviera para la consagracion y purificación de altar del templo. Ya que se acercaba el tiempo de la mitad de la semana, entre el 11 y 12 de marzo del 2019, tiempo determinado para el cese del continuo sacrificio, cuyo tiempo perfecto correspondió al cumplirse los 1260 días después de haberse iniciado la septuagésima semana, en su etapa de la fiesta de los Tabernáculos, desde el 15 del mes séptimo del año 5776, día que iniciaba esta fiesta solemne para ese año, cuya señal fue marcada por la última luna de sangre el 28 de septiembre del 2015, de la tétrada correspondiente a los años 2014-1915, donde cerró por siempre el ciclo de las tétradas.
Justo cumplidos los 1260 días, el 12 de marzo, grupos islámicos entran al lugar santo y profanan lo consagrado, para que se cumpliera lo escrito en el libro de Apocalipsis 11:1-3, acerca de la futura profanación del lugar santo, como está escrito:
1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
Esos cuarenta y dos meses expresados en la profecía antes citada, corresponde a la mitad de la semana, vale decir: 1260 días (42 meses por 30 días); donde Dios nos está mostrando, que estamos viviendo los últimos días de este mundo.
Son en estas cosas que Dios nos muestra, a lo que, verdaderamente, debemos atender. Y no a especulaciones.
Veamos la proyección de los 1260 días, que nos lleva desde el 28 de septiembre del 2015 hasta el 11 y 12 de marzo del 2015.
A partir del 28 de septiembre de 2015, tenemos que:
Al 30/09/2015..........................2 días
Al 31 de octubre.......................31 días
Al 30 de noviembre.................30 días
Al 31 de diciembre 2015.........31 días
Entonces el 2015 se consumieron 94 días.
Ahora, el año 2016 contiene 366 días porque es bisiesto.
El año 2017 contiene 365 días
El año 2018 contiene 365 días
Sumemos todas estas cantidades de cada año:
2015................94 días
2016...............366
2017...............365
2018...............365..............1190 días.
Ahora veamos los días correpondiente al 2019.
Enero...........31 días
Febrero. .....28 días
Marzo..........11 días ...........70 días
1190 + 70 = 1260 días.
Como estaba establecido que aconteciera, ocurrió en el lugar santo en Jerusalén, el día 12 de marzo del 2019, como era de esperarse, el lugar santo fue profanado ese día, lo que constituyó, el cese de continuo sacrificio en el altar.
Para poder ver esta profecía cumplirse era necesario conocer los tiempos, de lo contrario las profecías pasarían sin apercibirnos, tal como ocurrió con todos los que no conocieron de esta revelación. prácticamente, la humanidad entera.
Y mucho que tengan la oportunidad de leer esta revelación, no le darán mayor importancia, porque no se ajusta a su forma de creer.
Este link que les presento, es la noticia periodística de la profanación del altar, ese día 12 de marzo del 2019:
https://www.facebook.com/1431826030167956/posts/2634644133219467/?app=fbl
Al cumplirse la mitad de la semana pudimos ser testigos de su voluntad escrita. Con tres años y medio de anticipación.
videos que muestran el ritual de los sacrificios y ofrendas en el altar el 17 de diciembre del 2018, narrados por sus detractores.
https://m.youtube.com/watch?v=JwB3ddJ9oog
https://m.youtube.com/watch?v=AsapkxC31L0&t=213s
https://m.youtube.com/watch?v=26kuqA-eCHw
Volviendo al inicio de la activación de las setenta semanas, la orden es muy precisa, porque indica que las primeras siete semanas es el tiempo para la consolidacion de la restauracion del pacto roto, que se activaría con la SALIDA DE LA ORDEN PARA RESTAURAR Y EDIFICAR A JERUSALÉN, siendo este, pues, el misterio de la distribución de las setenta semanas, en siete semanas, y sesenta y dos semanas; porque el saber lo que esto significa, nos orienta para reconocer, como será el cumplimiento de la última semana.
Cuando hablo del pacto roto de Dios con Israel, muchos se escandalizan, porque creen que Dios no puede romper su pacto establecido, y cierran sus ojos ante la historia, para no ver la desgracia de Israel por la desobediencia, tal como fue advertido por medio de Moisés, siervo de Dios altísimo. Dios puede romper su pacto, más no las promesas, porque los pactos se hicieron por causa de las promesas.
De manera que la salvación tanto de judíos como de los gentiles dependió del juramento que Dios hizo a Abraham mediante la promesa (Gálatas 3:18) . Por lo cual todos somos hijos de Abraham por medio de la fe. (Gálatas 3:7).
En cambio el pacto estuvo sujeto a condiciones, para bendecirlos si eran obedientes, o para maldecirlos si eran obstinados a obedecer sus estatutos (Deuteronomio 28).
CONDICIONES PARA LA RESTAURACIÓN.
Por lo cual dijo Dios por medio de Moisés:
1 Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios,
2 y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios
4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará;
5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.
Todas las cartas que el Apóstol Pablo escribió, que hablaron acerca del orden de los acontecimientos antes de la venida de nuestro Señor, para nuestra reunión con él, fueron redaptadas respetando orden de las setenta semanas.
Algo que resulta curioso para todo el que lee las enseñanzas del apóstol Pablo, es que él no nombra específicamente, la profecía de las setenta semanas. Pero ¿por qué no lo hace?
Mis hermanos, tengan por seguro que el libro de profeta Daniel como todos los demás libros de los otros profetas, eran profundamente escudriñados por el apóstol. Sin embargo, Dios no quiso que la claridad de la revelación que Pablo conoció, perfectamente, se filtrará a través de sus escritos, hasta nuestros días, porque Dios había decidido cerrarlas y sellarlas hasta el tiempo del fin. (Daniel 12:9).
De modo, que el apóstol Pablo quizá pudo, muy bien, haber escrito muchas otras cartas donde se expresara con mucha más claridad acerca de esto, pero la providencia divina actuó para que sólo calificaran para el canon de libros de la Biblia, las cartas que ya conocemos; y eso, para mantener el enigma oculto, hasta el final de los días.
Pero cuando el apostol Pablo habló en la primera carta a los tesalonicenses del 4:13 al 5:11, aconsejando acerca de cómo sería nuestra reunión con Jesús en su venida, que corresponde a los últimos días, donde habremos alcanzado los 1335 días que se comienzan a contar desde el tiempo que fuese quitado el continuo sacrificio (Daniel 12:11-13), hecho que tendría su cumplimiento desde la mitad de la semana (Daniel 9:27), donde nos encontraremos en el tiempo de la venida del Señor; dijo:
13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.
2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;
3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.
5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.
6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.
7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.
11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.
El versículo 15 del capítulo 4, es esclarecedor del misterio contenido en las enseñanzas del apóstol, respecto al día final que la Iglesia debe reconocer como el tiempo de la venida del Señor. Leamos, nuevamente el versículo:
"Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron."
El apóstol Pablo, conocía de la existencia del tiempo determinado, indicado en la misma Palabra escrita. Por lo tanto, para él y para los creyentes que eran instruidos por él en ese entonces, no era desconocida la futura restauración de pacto con la casa de Israel, y los lapsos con sus señales programadas tendrían su cumplimiento a su debido tiempo (2 Tesalonicenses 2:6).
De manera que en la certidumbre de haber llegado al cumplimiento de los 1335 días, que corresponde al día 11 de Jeshván del año 5783, 5 de noviembre del año 2022, desde el tiempo de la profanación del lugar santo, a la mitad de la semana, eso es, el 12 de marzo del 2019, nos encontraremos en el tiempo de la venida del Señor.
Es allí, en ese momento de gran expectativa, donde surgirían las inquietudes de cuando es el preciso momento del arrebatamiento esperado.
Y es entonces, es allí que debemos atender y aplicar de las palabras de Pablo, que dicen:
1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.
2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;
3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.
5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.
6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.
7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
Que a su vez, es el mismo consejo de Jesús, el Hijo de Dios, nuestro Señor, que dice, que el día y la hora de su venida, nadie lo sabe, no los Ángeles y el mismo Hijo, sino el Padre.
Lo que significa, que debemos ser conscientes en el conocimientos de los tiempos y las señales que Dios determinó en sus diferentes lapsos, pero llegado al momento del último día determinado, quedábamos en un tiempo suspendido, cuyo momento sólo el Padre eterno lo indicaría. Esta es la Verdad para todo aquel que lo desee aceptar.
Dios nos entrega está revelación para todo aquel que tenga sed de justicia, y puede justificar su fe atendiendo a esta revelación que constituye el aceite para que sus lámparas estés encendidas hasta pasar a través de la tribulación de aquellos días hasta alcanzar el día final determinado.
La razón del misterio que se veló hasta el día de hoy, cuando es ahora revelado a través de este ministerio que Dios puso bajo mi responsabilidad, es para probar a los llamados, donde Dios se escogerá a los que sean fieles a su Palabra, que son sus mandamientos.
A muchos les parece que cuando Jesús habla de que debemos guardar sus mandamientos, se estaba refiriendo de forma exclusiva, a los diez mandamientos, como que si Dios quisiera salvar a través de la observancia de la ley. Pero no es así, porque el apóstol Pablo enseño, y dijo::
30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe;
31 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó.
32 ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo,... (Romanos 9).
Esto, lo que quiere decir, es que debemos obedecer todos los detalles de su Palabra escrita por medio de la fe, por eso el dijo:
17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará
de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Todo estos mandamientos en su mayoría están relacionado con el conocimiento de lo que Dios determinó en sus profecías para la conclusión del fin de los tiempos.
De modo que no se trata de guardar las practicas rudimentarias de los mandamientos como abtenerse de alimentos, días de reposo, lunas nuevas, ayunos, etc., como una manera de justificarse ante Dios.
Aquel cree y conoce los misterios de Dios, pero carece de amor. Entonces de nada sirve la fe y el conocimiento, porque el amor es lo primero.
De la misma manera que los judíos tropezaron por guardar los mandamientos a ciegas, del mismo modo muchos tropezarán con estas enseñanzas del fin de los tiempos que emana del Espíritu de Dios a través del ministerio de los dos testigos.
En conclusion, todo lo que está aconteciendo en el mundo en estos ultimos tiempos, es para la preparación de nuevo orden mundial, donde diez reyes recibiran el poder por una hora, para luego entregar su poder a la bestia.
La alta tecnología que existe se ha venido desarrollando durante el agotamiento del tiempo determinado; el coronavirus, la proliferación de regiones, la gran apostasia en los grupos evangelicos, el movimiento izquierdista internacional que conformará la estructura mundial del anticristo, mostrada como una bestia escarlata (Apocalipsis 17:3), en alusión al color rojo que los representa, se está manifestando a la par con el tiempo que resta al mundo.
De manera que lo que ha desencadenado y acelerado toda la crisis mundial es el tiempo determinado que está llegando a su fin, y es a lo que debemos a atender como las verdadera señal que Dios estableció, y que Satanás sabe a la perfección por lo cual está apresurando sus planes, sabiendo que tiene poco tiempo. (Apocalipsis 12:12).
Cristo viene. La paz de Dios sea con todos los que aman a Jesús. Amén.
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