...HASTA QUE LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES SE CUMPLAN..., ...Y HAYA ENTRADO LA PLENITUD DE LOS GENTILES...
Estas son dos frases de uno de los misterios del evangelio referidas acerca de la restauración futura de Israel antes de la venida del Señor, registradas en los siguientes pasajes bíblicos:
..."Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad."...
Romanos, capítulo 11, versículos 25 y 26, de la versión Reina Valera 1960.
..."Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.
Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan."...
San Lucas 21, versículos 23 y 24, Reina Valera 1960.
El saber qué es lo que determina el cumplimiento del tiempo de los gentiles, para tener la certeza de que hemos entrado en la plenitud de los mismos, como señal del fin de los tiempos, ha sido uno de los grandes misterios de las profecías bíblicas a lo largo de dos mil años; mas la voluntad de Dios, es que nosotros entendamos todo el misterio que fue dado a saber a sus escogidos, conforme está escrito en Mateo 13, versículo 11, Jeremías 33, versículo 3, y en Isaías 44, versos 6 al 8; y como dice el apóstol Pablo:
"Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios."..., como está escrito en 1 de Corintios, capítulo 2, versículo 9 y 10.
Dicho tiempo se encuentra revelado, como ya veremos en lo sucesivo, en la estructura profética del tiempo determinado, columna vertebral de las profecías, como lo es: las setenta semanas de años reveladas al profeta Daniel, determinadas para el mundo, en función de la restauración del pacto de Dios con Israel, en Jerusalén; que comenzaron a contarse inmediatamente después de terminados los setenta años de la cautividad en Babilonia, como lo podemos leer en el libro del profeta Daniel, capítulo 9, versículos del 1 al 27, y en segunda de Crónicas 36, versículos del 21 al 23, hasta el cumplimento de su última semana, que se activaría al finalizar la segunda y última dispersión o diáspora del pueblo de Israel hacia todas las naciones; que duraría un tiempo perfecto y determinado, como lo veremos también en lo adelante, de 1970 años de separación del pacto, o exilio espiritual, desde la muerte del Mesías Príncipe, Jesucristo.
Estas setenta semanas de años de restauración del primer pacto, comenzaron a contarse, inmediatamente después de cumplidos los setenta años de la cautividad de los judíos en Babilonia (2 Crónicas 36:21-23), sin que mediara tiempo alguno de separación entre ambos sucesos para su transición; iniciándose su conteo con la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén, como quedó establecido en Daniel 9, verso 25; decretada por el rey Ciro de Persia, escogido de Dios conforme está escrito en el libro del profeta Isaías, doscientos años antes de su nacimiento, cuando dijo:
..."que dice de Ciro: es mi pastor, y cumplirá todo lo que quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado."... (Isaías 44, verso 28).
En cuanto a la revelación de este misterio, nuestro Padre se propuso desde un principio, dejar oculto este conocimiento para que fuese revelado, exclusivamente, en los días finales, para testimonio al mundo de su grandeza, control y dominio sobre los tiempos, las edades y sobre el reino de los hombres, como está escrito en el libro del profeta Daniel, capítulo 2, versículos del 20 al 22, y capítulo 4, verso 17; y para poner en evidencia a las falsas enseñanzas de las innumerables religiones, que hasta hoy basan sus creencias en una incorrecta apreciación de los fundamentos sagrados del evangelio de Cristo nuestro Señor, a quien daremos cuenta ante su tribunal en el día del juicio; por lo cual se le ordenó al profeta Daniel, lo siguiente:
...Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará...(Daniel 12:4)
...Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas. Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?
Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin...,
Daniel, capitulo 12, versículo 4, y versículos del 7 al 9.
Muchos son los que creyendo entender el misterio oculto en esta importante profecía, se atreven a hacer interpretaciones vagas, de cómo fue, o cómo se originó, y de cómo será el desenlace del cumplimiento del último tiempo, siendo ellos mismos engañados en la propia confusión de sus interpretaciones.
Como muchos entendidos lo saben, la revelacion de los misterios del reino de Dios, no se obtiene mediante la interpretación humana, porque esto no se trata de los pensamientos de los hombres, sino de lo que Dios necesita que nosotros sepamos por su gracia, a través de su don de conocimiento que viene desde el cielo al hombre temeroso de su palabra.
Dicho esto, ahora veamos la revelación de la profecía que nos enseña, en su contexto bíblico, que el objetivo de las setenta semanas que fueron determinadas al mundo, sobre la base de la restauración del pacto de Dios con Israel en Jerusalén, fue para dar un límite de tiempo que se pudiera evidenciar en la Biblia y en el cumplimiento futuro de los acontecimientos por venir; para ejecutar en él, su plan de salvación para toda la humanidad, donde quedara incorporado el tiempo para la aparición del Mesías Príncipe, el Hijo de Dios, cuyo nacimiento fuese el punto de partida histórico por excelencia, para medir el tiempo hacia el pasado y hacia el futuro, en el orden de los calendarios hebreo y gregoriano que él tiene bajo su control obsoluto; y con su sacrificio, expiar la iniquidad, poniendo fin al pecado con su propia sangre al morir; y de este modo, dejarnos todas las evidencias del cumplimiento del tiempo determinado, el cual expondré, por la gracia de Dios en esta enseñanza, donde queda demostrado con certeza: el inminente regreso del Hijo de Dios, por segunda vez, con gran poder y gloria, a este mundo perverso.
El rompimiento del primer pacto, con la destrucción del templo y la deportación de los judíos a Babilonia, donde estuvieron cautivos como consecuencia de la desobediencia a sus mandamientos, como fueron advertidos por medio de Moisés, como lo pueden leer en Deuteronomio 28, constituyó, en el plan para dar inicio a las setenta semanas: la separación y muerte espiritual momentanea de su pueblo, para poder dar inicio a la restauración del pacto, regresándolos del estado de muerte espiritual, a vida; es decir, era necesario destruir el pacto, para luego poder restaurarlo; ahora, dentro del tiempo determinado de las setenta semanas hasta abarcar la última semana, al ocaso de la última generación de los gentiles, para lograr escoger de entre ellos, a todos los que alcanzarán la salvación, y a Israel, para darle el perdón; por lo cual nuestro Señor dijo, en cuanto a las señales próximas del fin del mundo: que no pasaría de esta generación hasta que todo esto se cumpla o acontezca; refiriéndose a aquellos, pues, que estarán presente en el cumplimiento de la semana final, San Mateo, capitulo 24, versículo 34.
Las setenta semanas se activaron, entonces, desde la salida de la orden para la edificacion del templo; encargo que se le había delegado a Ciro, rey de Persia, como acaban de ver y entender; aclarando, que la orden posterior del rey Artajerjes dada a Nehemías, años después del regreso de Babilonia, no fue la orden que demandó la profecía para iniciar dicho cumplimiento, como muchos han creído; sino que, esta segunda orden fue subsecuente a la primera; la cual fue motivada por una solicitud humana, como lo pueden leer en el libro de Nehemías, capítulo 2; mientras que la primera, fue en virtud de un mandato directo de Dios a Ciro, el cual fue obedecido sin titubeo, a la altura de quien lo demandó.
No, obstante, hago también la salvedad, que el vínculo fundamental para la restauración del pacto para la activación de las setenta semanas, no era el muro de Jerusalén, ni la ciudad misma, sino el templo; el resto de las edificaciones de la ciudad, como el acueducto, los palacios, sus calles y vías principales, fueron infraestructuras secundarias en el plan de las setenta semanas, mas no primordiales.
De hecho, las mejoras realizadas al templo, por el rey Herodes, antes de la aparición del Cristo de la gloria, no constituyó un hecho de importacia profética para el cumplimiento de las setenta semanas determinadas.
Como lo he venido explicando, esta profecía de las setenta semanas determinadas, reveló la venida del Mesías a su debido tiempo, cuatrocientos ochenta años, aproximadamente, antes de su nacimiento, como lo pudieron leer en Daniel, capítulo 9, versículos de 24 al 27; quien moriría para expiar con su sacrificio, la iniquidad de Israel, y el pecado de la humanidad, después de cumplidas, exactamente, 69 semanas de las 70 semanas que fueron determinadas; para con su muerte, desactivar nuevamente el primer pacto, rasgando el velo del templo, como quedó escrito en el evangelio de San Mateo, en el capítulo 27, verso 51, como una señal evidente de esta realidad, hasta la próxima restauración con la semana setenta, o última semana.
El contexto bíblico habla de la restauración futura de Israel, quien retornaría a su tierra, y edificaría a Jerusalén (Isaías 60 y 61, Zacarías 1:12 al 17, Ezequiel 38:8, 39:9 al 29, Hechos 1:6 al 7, Romanos 11, Apocalipsis 11), ...etc, y eso habla del cumplimiento de la septuagésima semana, cuando dice claramente:
..."Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador." (Daniel 9:27).
Este pasaje profético de la última semana, muestra la voluntad de Dios de perdonar a Israel y de confirmar su pacto con muchos de ellos.
Presten mucha atención: la sola expresión: ...Y por otra semana confirmará el pacto con muchos"..., sugiere que ese pacto estuvo vigente en las 69 semanas anteriores que terminaron con la muerte de nuestro Señor.
Ahora, para que se diera el cumplimiento de esta última semana, se debía cumplir, enteramente, el tiempo determinado del exilio al cual fue sometido el pueblo de Israel por espacio de 1970 años, desde la muerte del Mesías hasta el año 2003, tiempo que había quedado revelado, simbólicamente, en el libro del profeta Zacarías, capítulo 1, versos del 7 al 17, concerniente a una segunda dispersión del pueblo santo por setenta años, tiempo que significaría los 1970 años de dispersión o exilio hacia todas las naciones, como de hecho ocurrió.
Esa gran diáspora de 1970 años, tuvo su persecución más severa con el Holocausto nazi, por siete años, o una semana de años, desde el año 1939 hasta el año 1945, como lo describió la profecía del libro de Jeremías, capítulo 30, versículo 7, cuando dijo:
"¡Ah, cuán grande es aquel día!, tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado."
La Segunda Guerra Mundial, tuvo ese proposito principal: el exterminio de los judios, cuando para ese entonces, llevaban 1907 años de exilio, lo cual fue notorio para toda la humanidad; donde murieron, más de seis millones de judíos en toda Europa a manos del Imperio alemán, con Hitler, séptima cabeza de los imperios del misterio de las siete cabezas de la bestia de Apocalipsis 17, que es otras de las revelaciones para su iglesia, que fueron ocultas hasta el último tiempo, donde se enseña como se debe entender la estructura profética de los imperios, mostrada primero, al rey Nabucodonosor, con el sueño de la imagen (Daniel 2), y luego, en la vision de las cuatro bestias que combatían en el gran mar (Daniel 7); reveladas para la identificación de la bestia, que es la octava cabeza, que tengo la responsabilidad de dar su explicación, para que conozcan, con nombre y apellido, quién es la octava cabeza, la bestia que era, no es, y será; tema que ya he explicado en otros de mis escritos, que no ahondaré en este momento, para no desviarnos del tema concerniente al misterio del tiempo determinado al mundo desde los tiempos antiguos.
Israel, sin conocer el advenimiento de ese día para la confirmación del pacto, fue perdonado el 26 de febrero del año 2003, o 24 de Adar, mes sexto del año 5763, del calendario hebreo, fecha de la reedificación de la obra suspendida del segundo templo, como quedó registrado en el libro del profeta Hageo, capítulo 1, verso 15; que, a su vez, es el mes décimo segundo del pacto inhabilitado, que seguiré explicando más adelante.
El año 2003, para la confirmación del pacto, estuvo determinado, claramente, en el libro de profeta Oseas, capítulo 5, versículo 15, y capítulo 6, versículos 1 y 2, donde está escrito desde antes de la deportación a Babilonia, lo siguiente:
..."Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.
Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.
Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él."...
Ese año 2003, fue el año agradable del Señor, año de la buena voluntad de Dios para con Israel, como lo recordó en aquella sinagoga de Nazaret, cuando abrió el libro de Isaías, capítulo 61, como está escrito en Lucas, capítulo 4, versículos del 16 al 30.
El año 2003, como antes lo mencioné, corresponde al año 5763 del calendario hebreo, de manera que los siguientes siete años para la confirmación del pacto concluirían en el año 5770, año perfecto para el fin de la semana setenta, en el año 2010.
Así, pues, de la misma manera, como ocurrió en el principio para la restauración del pacto que activó el conteo de las setenta semanas, con sus primeras siete semanas, igualmente ocurriría con la septuagésima semana, la cual se activaría después de cumplidos los 1970 años de separación del pacto, condición lamentable de muerte espiritual de Israel, para ser injertados de nuevo en el buen olivo, de donde habían sido desgajados; ese fue el sentido de las palabras textuales del apóstol Pablo, relacionadas con la restauración futura de Israel, después de haber estado muerto espiritualmente, cuando dijo en el capítulo 11 de Romanos, versículos del 11 al 27:
11 Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos.
12 Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?
13 Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio,
14 por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos.
15 Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?
Y continua diciendo:
16 Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
17 Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo,
18 no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.
19 Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.
20 Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme.
21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar.
24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador,
Que apartará de Jacob la impiedad.
27 Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.
Ahora, como lo están viendo, las profecías están siendo ordenadas y proclamadas, por la gracia de Dios, como cumplimiento de lo dicho por medio del profeta Isaías, capítulo 44, del 6 al 8, como está escrito:
"Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir.
No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno."
Y en otro pasaje del mismo profeta, dice:
"Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí,
que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;
que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré." (Isaías 46:9-11)
Ahora bien, esta semana de la cual hemos venido compartiendo, la podemos denominar: la semana de la confirmación del pacto, tal como lo dice el anuncio de su profecía en Daniel, capítulo 9, versículo 27; o bien, se le puede decir: la semana pascual, o la semana del tiempo pascual; al igual que en el pasado, con las primeras siete semanas que iniciaron las setenta semanas determinadas, también fueron el tiempo pascual para la restauración del pacto, en su principio; tiempo que abarcó la edificacion del templo, vínculo de la restauración del pacto con Israel, desde la salida de la orden de Ciro para el regreso de los judíos a Jerusalén, tiempo de 49 años que contenía el tiempo que demoró la obra del templo en 46 años, conforme fue declarado en Juan, capítulo 2, versículo 20.
De esta misma manera, la semana pascual, entró en vigencia una vez concluido los 1970 años de separación, desde el día 24 del mes sexto del año 5763 del calendario hebreo, o 26 de febrero del año 2003, la misma fecha de la reedificacion del templo, registrada en el libro del profeta Hageo, capítulo 1, versículo 15; como ya lo he mencionado, cuyo día simboliza, el día en que se colocó el cimiento del tercer y último templo en Jerusalén, como lo pueden leer en Hageo, capítulo 2, versículo 18, donde se citan dos fechas proféticas concerniente a la septuagésima semana, cuando dijo:
"Meditad, pues, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazon."
Es evidente, que toda la profecía del libro de Hageo, nos muestra: cuándo y cómo ha de cumplirse la septuagésima semana, y definirla con sus fechas; y mostrarnos que ella es, a su vez, el cumplimiento de lo que simbolicamente representó: el ciclo anual de las festividades del pacto, como está escrito en el libro de Levítico, capítulo 23, desde el versículo 1 al 44, comenzando con la pascua, con sus siete días de la fiesta de los panes sin levadura, Éxodo 12, versículo 18, y terminando con los siete días de la fiesta solemne de los tabernáculos, o Sucot, como le llama Israel.
Esto nos muestra la forma como Dios quiere que sus escogidos, en estos últimos tiempos, reconozcamos el cumplimiento de la septuagésima semana, y la existencia de su templo, previa a su edificación tangible o física; que para efecto de la confirmación del pacto con Israel, ya está en pie.
La proyección de los 2595 días que contiene la septuagésima semana, la cual incluye los 75 días que nuestro Señor le añadió, como quedó indicado en el libro del profeta Daniel, capítulo 12, versículos del 11 al 12, desde la mitad de la semana hasta finalizar a los 1335 días; estos 2595 días, proyectados desde el 26 de febrero del 2003 hasta consumirlos por completo, nos lleva, exactamente, al 5 de abril del año 2010, correspondiente al 21 del mes de Nisán del año 5770, último día de la pascua para ese año; confirmando que, ciertamente, se trata de la semana pascual; busquen en la Web el calendario hebreo-gregoriano, y cersiorense si esto es real, o no lo es.
Todo esto significa que ya el Señor nuestro Dios, ha confirmado su pacto con su pueblo, Israel, quien nada sabe de ésto, porque hasta ahora no le ha resplandecido la luz de la verdad.
Por lo tanto, para efecto del cumplimiento de la septuagésima semana, ya el templo está en pie, e Israel goza del pacto restaurado; de modo, que aquellos que son de fe, pondrán ver, mediante estas evidencias, el cumplimiento de la confirmación del pacto.
El libro del profeta Hageo da evidencia de las fechas de la septuagésima semana donde se incluye la fecha de inicio de las 2300 tardes y mañanas, que habrían de cumplirse dentro de la misma, a partir de pasados los primeros 295 días, desde su inicio, cuando habría de comenzar el continuo sacrificio que sería suspendido a la mitad de la semana, como está escrito en el libro del profeta Daniel capítulo 8, versos 13, 14 y 23; capítulo 9, verso 27; de manera, que si proyectamos los primeros 295 días, desde el 26 de febrero del 2003, hasta consumirlos, esto nos llevará hasta el día 18 de diciembre del 2003, lo que significa que las 2300 tardes y mañanas habrían comenzar al siguiente día, esto es, para el 19 de diciembre del 2003, que en el calendario hebreo correspondió al día 24 del mes noveno (Kislev) del año 5764, esta fecha es la indicada en Hageo, capítulo 2, versículo 18, que antes le mencioné, como señal de los sacrificios, como lo pueden leer en Hageo 2, verso 10.
Busquen en Google, un conversor de fechas del calendario hebreo al gregoriano, de su confianza, y cerciorarse de esto.
Es decir, las fechas expuestas en el libro del profeta Hageo nos sirve para visualizar el cumplimiento de la septuagésima semana, dándole, si podemos decirlo de alguna manera, un cuerpo que se puede palpar por medio de la fe en su palabra y en su revelación.
Otra fecha de la septuagésima semana, es el 21 de mes séptimo de Hageo capítulo 2, versículo 1; esta fecha es el último día de la fiesta solemne de los tabernáculos, expuesta allí para señalar la existencia de la semana de cierre de la septuagésima semana, como cierre del pacto, instituida para Israel desde la salida de Egipto, como ya mencioné.
El 28 de septiembre del 2015, que corresponde en el calendario hebreo, al 15 del mes séptimo, primer día de la fiesta de los tabernáculos para ese mismo año, como está establecido en Levítico 23, verso 34, Dios mostraría su última luna roja, o luna de sangre, de su última tétrada de lunas de sangre, que también podemos llamar, tétradas de lunas del pacto con Israel, como señal del inicio de los últimos siete años para cerrar la septuagésima semana, y poner fin al tiempo de los gentiles con su último día correspondiente al 5 de noviembre del año 2022, habiendo transcurrido, para ese entonces, los 2595 días desde el día 28 de septiembre del año 2015, tiempo de la plenitud de los gentiles.
Las tétradas de lunas de sangre, o lunas del pacto, señal que indicaba la futura restauración de Israel, fueron un fenómeno real, extraordinario e inexplicable para la humanidad, debido a que sus manifestaciones coincidieron, perfectamente, en sus nueve apariciones a lo largo de los dos mil años, con el inicio de las fiestas de la pascua y de los tabernáculos en dos años consecutivos, como señal de la próxima restauración del primer pacto, desde el último año del ministerio de nuestro Señor, año 32 y 33.
Estos fueron los años de las apariciones de las tétradas de lunas de sangre, desde el tiempo final del ministerio del Mesías:
32 y 33, 162 y 163, 795 y 796, 842 y 843, 860 y 861, 1493 y 1494, 1949 y 1950, 1967 y 1968, y por última, 2014 y 2015.
Las lunas de sangre se perciben en su tono rojizo, cuando en su fase de plenilunio, o fase de luna llena, se acerca más a la tierra que en lo habitual en la misma fase, entrando a la atmosfera, haciendo que ciertas moléculas irradiadas por los rayos solares la hagan ver a nuestros ojos de un tono rojizo.
Lo cierto es, que los fenómenos de lunas sangre, se pueden producir naturalmente, en cualquier mes del año. Y todos son predecibles mediante cálculos astronómicos que los especialistas en la materia realizan, tanto hacia futuro como hacia el pasado; y ellos dan fe de todas las nueve apariciones de las tétradas que terminaron difinitivamente en el 2015, y no se manifestaran nunca jamás. Ciertamente es un tema facinante.
Las tétradas de lunas de sangre, fueron una señal que Dios mostraba, para que su pueblo supiera que él no los olvidaría por siempre, sino que ciertamente los perdonaría como lo anunció, por amor a sus padres, como lo vemos escrito en el libro de Jeremías, capitulo 31, del versículo 27 al 40, también en Ezequiel 39, versículos del 21 al 29, Zacarías 12 y 14, etc.
Este es el misterio del cumplimiento de esta última semana, que recrea a lo largo de 20 años, el ciclo anual de las festividades del pacto.
La revelación de este misterio, es el testimonio para el mundo, de la firmeza de Dios en cumplir sus propósitos, para salvar a todos sus elegidos, los que hicieron el pacto de sangre derramada en el calvario, los cuales no echan a sus espaldas sus palabras, sino que son diligentes para hacer todo lo que el Dios, nuestro Señor le demande para que su obra prospere en estos últimos tiempos. El Señor está llamando a todos sus obreros para que se integren a la gran cosecha, porque los campos están blanco, y llegó el tiempo de recoger los frutos.
Extiéndase este conocimiento por toda la tierra, para mis hijos sepan que ya vengo por ellos. Dice el Señor. Amén.
La gracia y la misericordia, sea con todo aquel que ame la venida del salvador, el Hijo de Dios, Padre eterno, Jesucristo. A él sea la gloria, la honra, el poder y la sabiduría, por los siglos de los siglos. Amén.
Su consiervo en la fe: Antonio José Sepúlveda.
Caracas, Venezuela, 27 de julio de 2023.
9 de Av del año 5783.