EL TIEMPO DE LOS GENTILES Y LAS SETENTA SEMANAS DETERMINADAS.
Qué quiso decir nuestro Señor Jesús acerca de Jerusalén y los judíos, cuando dijo en Lucas 21:23-24:
"Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan."
¿En qué cosa está fundamentada la medida de tiempo para saber hasta cuándo ha de cumplirse los tiempos de los gentiles? ¿Y cuándo ha de comenzar el tiempo para la salvación de Israel?, como lo dice el apóstol Pablo en Romanos 11:25-27, en donde dijo:
"Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados."
Este fundamento está contenido en la revelación de la orden de Dios de las setenta semanas determinadas, mostrada al profeta Daniel a través del ángel Gabriel (Daniel 9:24-27), donde se decretó, que el tiempo de salvación para expiar la iniquidad del mundo, ponerle fin al pecado, y manifestar la justicia eterna, habría de transcurrir en un tiempo de setenta semanas determinadas sobre la base del primer pacto, y esto es muy importante recalcar; porque este es el misterio y el meollo del asunto; o dicho de otra manera, que las setenta semanas, cuyo tiempo contiene un total de 490 años, se determinaron al mundo o a los gentiles, en función de la restauración del primer pacto con el pueblo judío y sobre Jerusalén; y comenzaría su conteo inmediatamente después del cumplimiento de los setenta años de cautividad, como castigo impuesto al pueblo judío; quienes fueron deportados a Babilonia por el rey Nabucodonosor, a quien le fue ordenada la destrucción del templo de Dios por decreto del Altísimo (Jeremías 25), para señalar el rompimiento o la ruptura del pacto, a causa de sus pecado y de su obstinación en perseverar en hacer el mal, lo cual hizo provocar la ira de Dios contra ellos, al no obedecerle para que se volvieran de sus malos caminos (2 Reyes 23:26-27); por lo cual, fueron llevados cautivos a Babilonia (2Crónicas 36:21).
De manera, que la misma orden de las setenta semanas decretadas por el Altísimo, señalaría el momento en el cual habría de iniciase la restauración del pacto roto, con la salida de la orden para la restauración y la edificación de Jerusalén, una vez cumplido el tiempo de cautividad por sesenta años; para de ese modo, comenzar a contar ese tiempo hasta consumirse siete semanas, y sesenta y dos semanas, hasta la primera manifestación del Mesías Príncipe.
El decreto del rey Ciro de Persia, emperador del mundo para el momento de producirse el fin de los setenta años de la cautividad, fue la orden para dar inicio a las setenta semanas; ya que el rey Ciro, había sido escogido para ese propósito en la profecía de Isaías, que data de, aproximadamente, doscientos años antes de su nacimiento, cuando dijo:
"Qué dice de Ciro: es mi pastor, y cumplirá todo lo que quiero; al decir a Jerusalén, serás edificada; y al templo: serás fundado." (Isaías 44:28).
De modo, que el templo se edificó durante las primeras siete semanas, desde la salida de esa orden; siendo este primer avance del tiempo determinado, el tiempo pascual para la efectiva restauración del pacto; porque la pascua es la fiesta solemne que abre el ciclo anual de las festividades del pacto (Éxodo 12, Levítico 23); de modo que la restauración del pacto estuvo simbolizada, en este caso, por el tiempo pascual de siete semanas.
Como bien se entiende en esta profecía en cuestión, la primera venida del Mesías Príncipe, el Hijo de Dios, fue determinada igualmente, en esta orden, para manifestarse en el ocaso de las siguientes sesenta y dos semanas que culminaron con su muerte, rasgándose el velo del templo, en ese preciso momento (Mateo 27:51), como señal de un segundo rompimiento del primer pacto, con lo cual se paralizó el avance del conteo del tiempo determinado al mundo; dejando pendiente la última semana, la misteriosa semana setenta, para la futura restauración de Israel (Romanos 11); llevando a Israel, en consecuencia, a un segundo exilio; esta vez, hacia todas las naciones; hasta que se cumpliera mil novecientos setenta (1970) años desde la muerte del Mesías.
De modo, que cuando los judíos fundaron el Estado de Israel el 14 de mayo del año 1948, después del Holocausto nazi, donde se calcula que murieron más de seis millones de judíos en toda Europa, llevaban en el exilio 1915 años desde el segundo rompimiento del primer pacto.
Su primer castigo después que el primer templo estuvo en pie, fue por espacio de 70 años (Jeremías 25:11); ahora, este segundo castigo, después del segundo templo, sería por espacio de 1970 años, que concluiría en el año 2003 desde el nacimiento del Mesías. Y esto dos tiempos concuerdan entre sí, ya que simbolizan el tiempo que estaría pacto roto, y es la perfección del número 70.
Por eso leemos en la profecía de Zacarías 1:12 que Dios los castigaría, en una segunda ocasión, por espacio de setenta años, llevándolos a todas las naciones.
Esos setenta años indicados en esa profecía, revelaban a estos mil novecientos setenta (1970) años de exilio desde la muerte de Cristo.
Ese año 2003 había quedado registrado desde tiempos antiguos, en la profecía de Oseas, en el preciso contexto que venimos explicando; desde el capítulo 5, versículo 15 en adelante, hasta el capítulo 6, versículo 2; exponiendo, claramente, en ese mismo capítulo de Oseas (6:5), que Dios los mató espiritualmente, refiriéndose a Israel, con su palabra profética; Por lo cual fueron resucitados, y vuelto a la vida en el año 2003, como lo explicó el apóstol Pablo que ocurriría con ellos, cuando escribió:
"Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?" (Romanos 11:15).
Dicha profecía de Oseas, dice:
"Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.
Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; y en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. (Oseas 5:15-6:1-2).
Dicha profecía muestra el año para poner fin a la separación del primer pacto, para de ese modo, dar lugar a su restauración, en el cumplimiento de la última semana, o semana setenta; para lo cual, era imprescindible que Israel se posesionara primeramente de la santa ciudad, Jerusalén; tal como ocurrió a partir del año 1967, con la Guerra de los Seis Días; condición, sin la cual (o condición sine qua non) sería imposible la activación del primer pacto, cuyo vínculo es el templo en la ciudad escogida de Dios, Jerusalén. (1 Reyes 9:3).
El decreto de las setenta semanas, dice:
"Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador."
El Señor, Dios soberano, también hizo registrar, desde la antigüedad, la fecha del inicio de la septuagésima semana, que estaba prevista por la profecía de Oseas que iniciaría en el año 2003; para que sus escogidos, en estos últimos tiempos, supiéramos que todo estaba bajo su control desde un principio.
Dicha fecha fue registrada en la historia de la reedificación del segundo templo, en el libro del profeta Hageo; donde se indicó el día de su inicio, dicha fecha es, el 24 del mes sexto (Hageo 1:15), debido a que la obra estuvo paralizada por más de cuarenta años, desde que se detuvo (Esdras 4), a fin de que dicha fecha pudiera servir en el futuro, como fecha del inicio de la septuagésima semana, como una gran evidencia, para sus escogidos, del día de la confirmación del pacto que habría de cumplirse en una semana, o siete años, como tiempo pascual (Daniel 9:27a) para la perfecta restauración del pacto de Dios con Israel, en su santa ciudad, hasta el año 2010, correspondiente al año 5770 del calendario hebreo, tiempo perfecto para la plena restauración del pacto, y fin de las setenta semanas determinadas sobre el calendario judío. (Daniel 9:24).
Esta fecha 24 del mes sexto, ha de contarse en el calendario civil hebreo; ya que para Dios, el orden del calendario, según la ley, es decir, el calendario de culto, hasta ese preciso momento, estaba suspendido aún, como lo vengo explicando.
Cuando me refiero a la existencia de dos calendarios hebreos, no estoy diciendo que sean calendarios diferentes, al contrario, son el mismo calendario, con la diferencia del orden del conteo desde el primer mes de cada uno de ellos.
Esta diferencia se originó cuando Dios mismo, decidió cambiarle el orden del conteo de los meses del su calendario, estando ellos en Egipto, con el propósito de que el meses de Abib, o mes de Nisán, entre marzo y abril, en la estación primaveral, fuera el primer mes de culto sagrado para Dios en su pacto con ellos, como lo pueden leer en el libro de Éxodo, capítulo 12. De manera que su antiguo mes primero, Ethani o Tishrei, ahora quedaría como el mes séptimo de este nuevo orden.
Sin embargo, el mes de Tishrei continuaría siendo el mes primero para el cambio al Año Nuevo, o principio de los meses del año civil; porque la creación del hombre, por el orden antiguo, se originó en ese mes.
De manera, que por no encontrarse vigente el pacto con Israel para el momento de su confirmación, como lógicamente se entiende, el calendario civil es la exclusiva referencia para la aplicación de esta fecha profética a la cual me refiero.
ORDEN DE LOS MESES DEL CALENDARIO HEBREO:
CALENDARIO CIVIL:
1-Tishréi, 2-Jeshván, 3-Kislev, 4-Tevet, 5-Shevat, 6- Adar, 7-Nisán, 8-Iyar, 9-Siván, 10-Tammuz, 11-Av, 12-Elul.
CALENDARIO POR LA LEY, O CULTUAL:
1-Nisán, 2-Iyar, 3-Siván, 4-Tammuz, 5-Av, 6-Elul, 7-Tishréi, 8-Jeshván, 9-Kislev, 10-Tevet, 11-Shevat, 12-Adar.
Contando, pues, desde Ethani o Tishréi, hasta llegar al 24 del mes sexto para el año 5763, nos lleva al 24 de Adar I, sexto mes del año 5763, o 26 de febrero del año 2003.
El 26 de febrero del 2003, hubo una inmensa tormenta de nieve sobre Jerusalén, que cubrió a la santa ciudad con un espeso manto de 20 centímetros de nieve, que paralizó todas las actividades escolares y comerciales; lo cual causó el cese de las hostilidades entre palestinos y judíos; para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Y como dijo también, el profeta Hageo, refiriéndose a ese día:
La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
Si proyectamos los 2595 días que contiene la septuagésima semana, desde el 26 de febrero del 2003, nos llevará a la insólita fecha 21 de Nisán del año 5770, correspondiente al 5 de abril del año 2010, día final de la pascua de Dios para con Israel para ese año, y fin de la confirmación del pacto en la semana pascual o tiempo pascual, en su tiempo perfecto.
De tal modo, que la confirmación del primer pacto ya se cumplió conforme al diseño de Dios; y por ende, el templo ha sido edificado en Jerusalén a través de dicha confirmación, a satisfacción de la profecía, aunque el hombre no lo perciba, pues, esto a de ser visto por medio de la fe en su Palabra ahora revelada.
Como pueden observar, la confirmación del primer pacto por siete años, es sólo el inicio de la septuagésima semana. Su cierre definitivo termina con la fiesta solemne de los tabernáculos por siete años más, cuyo inició fue desde el 15 del mes séptimo del año 5776 (Levítico 23:34-46), correspondiente al 28 de septiembre del año 2015, cuya señal para su inicio fue la manifestación de la última luna de sangre, de las cuatro lunas de sangre que componen la última y final tétrada de lunas de sangre 2014-2015.
2595 días después de esta fecha de inicio, se cumplió el tiempo de los gentiles, entró la plenitud del los gentiles, eso es, para el 5 de noviembre del 2022, donde Jerusalén fue hollada por los gentiles, por última vez, desde el 12 de marzo del 2019 (mitad de la semana) hasta el 5 de noviembre del 2022, por 1260, o 42 mes, para que se cumpliera lo escrito en el libro de Apocalipsis 21:2; y entramos, ahora, en el tiempo para la salvación de Israel. Este es el tiempo de la venida del Señor, donde veremos la manifestación del anticristo, en la persona del rey de Babilonia, y el sitio de todas las naciones en derredor, contra de Jerusalén. Y allí vendrá el Señor.
LAS TÉTRADAS DE LUNAS DE SANGRE.
Las tétradas de lunas de sangre, fue un fenómeno inusual que inició con la primera venida de Cristo, manifestada en los años 32 y 33, en el ocaso de su vida terrenal, como señal de que Dios cumpliría su pacto por la semana que quedaría pendiente para restaurar el pacto por última vez, hasta la consumación de la última semana.
Los que entendieron bajo qué características fueron manifestadas estás tétradas de lunas de sangre, se pudieron dar cuenta que esto representó un señal para el mundo, a través de Israel, en la determinación y sentencia para este mundo que marcha a espaldas de Dios.
https://ciencia.nasa.gov/ciencias-especiales/27mar_tetrad
Las tétradas se manifestaron nueve veces durante 20 siglos, exclusivamente, al inicio de las dos fiestas solemnes de Dios sobre los judíos, de siete días, que celebran anualmente (la pascua, y los tabernáculos); al igual que el cumplimiento de la septuagésima semana, que tuvo su manifestación durante un tiempo que abarcó 20 años también; siendo esto dos hechos, algo muy significativo, en el misterio del cumplimiento de la septuagésima semana.